En una jornada colmada de espiritualidad, unidad y profundo amor patrio, la ciudad de Maracay se convirtió en epicentro de fe para celebrar la canonización de los dos primeros santos venezolanos: el Dr. José Gregorio Hernández y la madre Carmen Rendiles.

La alcaldía de Girardot, en articulación con la Diócesis de Maracay y el respaldo de la gobernadora Joana Sánchez, convocó al pueblo aragüeño a vivir este acontecimiento histórico con un solo corazón, en comunión con la Santa Sede.

Los actos iniciaron la noche del pasado sábado, cuando las inmediaciones de la Catedral comenzaron a llenarse de fieles antes de que el reloj marcara las 9:00 pm. En recogimiento y santidad, hombres, mujeres, jóvenes y niños elevaron plegarias por la paz de Venezuela y por la intercesión de los nuevos santos, en una vigilia que se extendió entre cantos, homilías y momentos de oración profunda. La jornada fue custodiada por funcionarios de seguridad municipal y regional, garantizando un ambiente de serenidad y respeto.

La icónica infraestructura de la Catedral se transformó en altar de encuentro espiritual. Allí se entregaron estampitas y franelas conmemorativas, símbolos tangibles de una fe que se renueva y se fortalece.

La tecnología también tuvo su lugar en esta celebración con un mapping. Imágenes generadas por inteligencia artificial de san José Gregorio y santa Carmen se proyectaron sin cesar en el costado derecho del templo, justo en el corazón del campanario.

Entre luces y silencio reverente, los rostros de nuestros santos parecían bendecir al pueblo desde lo alto, recordando que la santidad también puede habitar en lo cotidiano.

Horas después, en sintonía con el acto oficial en la plaza San Pedro del Vaticano, la gobernadora Joana Sánchez y el alcalde Rafael Morales participaron junto a sus familias en una solemne misa oficiada por el padre Guillermo, reafirmando el compromiso espiritual y ciudadano de quienes lideran el destino de la región.

Antes de que el sol iluminara el histórico 19 de octubre, se develó una estatua de aproximadamente seis metros de altura en honor al “Médico de los pobres”, ubicada en las avenidas Sucre y José María Vargas, frente al Hospital Central de Maracay.

El gesto, cargado de simbolismo, fue acompañado por un llamado a la oración por la paz, la soberanía y la reconciliación de un país que merece vivir en armonía.

La gobernadora y el alcalde, visiblemente conmovidos, invitaron a los ciudadanos a seguir el ejemplo de servicio, humildad y fe.

Así culminaron los actos conmemorativos, dejando en el corazón de la capital aragüeña un eco de esperanza y unidad.

Mientras las ocho estrellas del tricolor ondean en la Santa Sede junto a las imágenes de nuestros santos, Venezuela entera reafirma su fe en la fuerza transformadora del amor, la oración y la santidad.